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Era una tarde de primavera cuando Ana y Martina se conocieron en el parque. Ana había ido a caminar con su perro y Martina estaba sentada en un banco leyendo un libro. Ana notó que Martina era hermosa, y no pudo resistirse a acercarse.
“¿Qué libro estás leyendo?” preguntó Ana, sonriendo tímidamente.
“Es una novela romántica”, respondió Martina con una sonrisa, mostrándole la portada del libro. “Me encantan las historias de amor”.
A partir de ese momento, Ana y Martina comenzaron a hablar y descubrieron que tenían mucho en común. Ambas amaban la música, el arte y las películas de ciencia ficción. También compartían la misma pasión por la justicia social y los derechos LGBT+.
Poco a poco, Ana comenzó a enamorarse de Martina, y aunque al principio se sintió un poco confundida, sabía que sus sentimientos eran reales. Una tarde, mientras caminaban juntas por el parque, Ana decidió tomar valor y confesarle sus sentimientos.
“Martina, hay algo que necesito decirte”, comenzó Ana. “Me gustas mucho, y no sé cómo explicarlo, pero creo que me he enamorado de ti”.
Martina la miró a los ojos, y aunque parecía sorprendida, no pareció rechazarla de inmediato.
“Ana, eres una persona maravillosa”, dijo Martina. “Pero no puedo corresponderte de la misma manera. Soy heterosexual y solo te veo como una amiga”.
El corazón de Ana se rompió en mil pedazos al escuchar esas palabras. Sabía que era posible que Martina no sintiera lo mismo, pero aún así le dolía.
“Lo entiendo”, dijo Ana, tratando de sonar valiente. “Solo quería que lo supieras”.
A partir de ese día, las cosas cambiaron entre Ana y Martina. Aunque trataron de mantener su amistad, la tensión estaba ahí. Ana se dio cuenta de que había perdido la oportunidad de tener algo más con la mujer que amaba, y no sabía cómo seguir adelante.
“¿Cómo haces para superar a alguien que te gusta tanto?” le preguntó Ana a Martina una noche, mientras estaban sentadas en el sofá viendo una película.
“No hay una respuesta fácil”, respondió Martina. “Solo tienes que seguir adelante y encontrar nuevas formas de ser feliz. Tal vez algún día encuentres a alguien que te ame de la misma manera que tú amas”.
Ana suspiró y se acurrucó más cerca de Martina, sabiendo que sus palabras eran ciertas, pero sin poder evitar sentirse triste por lo que pudo haber sido.
Así, la historia de amor entre Ana y Martina terminó tristemente, con una amistad un tanto incómoda y un corazón roto que tardó en sanar. Pero a pesar del dolor, Ana aprendió a seguir adelante y encontrar su propia felicidad, sabiendo que el amor, aunque a veces duele, siempre vale la pena.
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