LA MEJOR NOCHE LOCA DE MI VIDA

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Al salir de las clases del viernes, teníamos la tradición de ir a tomar un par de cervezas con los chicos. Éramos un grupo de amigos poco común: dos ingenieros de distintas ramas, una periodista, sociólogas y un par de veterinarios, en fin, bastante homogéneos en carreras y personalidades.

Justo ese viernes celebramos el cumpleaños de Carlos, uno de mis más allegados del grupo, y contábamos con la compañía de otros amigos suyos. Bailamos bachata, salsa, tomamos cerveza, en fin… Nos divertimos tanto que cuando cerraron el bar, decidimos ir a mi apartamento para cerrar el festejo con broche de oro. Ya entrados en tragos y, por supuesto, en confianza, nos dispusimos a jugar verdad o reto, sin mucho más que resaltar más que risas y alguna que otra vergüenza revelada.

Poco a poco, los invitados se fueron y solo quedamos tres. Carlos estaba demasiado ebrio y se quedó profundamente dormido en una cama. Mientras tanto, su amiga Lina y yo nos dispusimos a compartir la cama extra.

Se cambió frente a mí como si fuéramos viejas amigas, nos tumbamos y, compartiendo la misma cobija, sentí su brazo rodeándome, luego su pierna rodeándome… Luego me acarició el abdomen suavemente y mi ritmo cardíaco aumentaba con sus caricias.

Traté de no sucumbir a sus provocativos movimientos, pero era innegable que toda la noche habíamos sentido una chispa y había llegado el momento de encender el fuego. De repente, tomó mi rostro, besó mis labios y dijo que sería suya esa noche… Efectivamente, así fue…

La mañana comenzó con un beso y un desayuno en la cama. Me sentí sorprendida y motivada; ella era tan guapa, con un aspecto rudo pero una personalidad increíble. Quedamos en vernos el siguiente fin de semana, pero jamás coincidimos en cómo, cuándo y dónde. Nos comunicamos, pero si le pedía que nos viéramos, no obtenía una respuesta concreta. Quizás el otro fin de semana… pero eso jamás sucedió.

Hablamos un par de veces, pero jamás hubo un segundo encuentro. Tres meses después supe por qué evadía nuestro próximo encuentro. La razón: ella tenía esposo…


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